- benedictinas
- 14/09/2025
- 12:14
Moisés dijo al pueblo de Israel algo muy sencillo; que miraran una serpiente de bronce. Tenían que confiar algo aparentemente tonto para salvarse. La serpiente de bronce representaba el pecado que el pueblo había cometido; pero el pecado salvado y redimido.
Jesús, en la cruz nos salva porque toma nuestros pecados sobre él. Y esto lo hace porque nos ama.
Por tanto, la cruz nos revela tanto el amor como el poder de Dios. Jesús no viene al mundo para condenarlo. Ésta es la verdad más grande.
Jesús no vino a condenar al mundo porque éste ya estaba condenado; es decir, apartado de Dios. Dios viene para restaurar la relación con Dios. La fe en esto es lo que puede renovar y restaurar nuestra comunión con el Señor.
(Sor Ernestina)
