- benedictinas
- 08/06/2025
- 10:43
Jesús se hace presente entre sus discípulos y les da la paz que puede ser mal entendida como esa simple paz que tranquiliza Lo que refleja verdaderamente la paz, en Jesús, es lo que ellos estaban necesitando, un estado de energía armónica que posibilitara su acción evangelizadora, su misión.
Jesús les enseña las manos y el costado. Esto nos sorprende extraordinariamente: Jesús permanece en la gloria, pero también, en él, sus heridas. Esto no entra bien en nuestra mente: un Jesús glorioso con cicatrices. Pues es la muestra de la grandeza de un Dios que dice acoger para siempre la desfiguración que se produjo en la encarnación.
Luego llega el gran protagonista de nuestra liturgia hoy, el Espíritu Santo, la ruah, que transforma todo el caos, confusión y oscuridad en vida.
¿Dónde estamos nosotros? ¿En una vida monótona, rutinaria, apagada…?
Pero crees en el Espíritu Santo, ¿verdad? Hoy viene a ti con fuerza. A ver qué ocurre si te abres a su acción.
(Sor Ernestina)
