- benedictinas
- 21/09/2025
- 10:37
EVANGELIO DEL DOMINGO XXV – C
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:
“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando».
El administrador se puso a decir para sí:
“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:
“¿Cuánto debes a mi amo?”.
Este respondió:
“Cien barriles de aceite”.
Él le dijo:
“Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.
Luego dijo a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?”.
Él contestó:
“Cien fanegas de trigo”.
Le dice:
“Toma tu recibo y escribe ochenta”.
Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz.
Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero» (Lc 16, 1-13).
COMENTARIO
Esta es una de las parábolas de Jesús más difíciles de entender porque propone a sus discípulos como ejemplo a un hombre completamente deshonesto.
Hay un administrador malgastador de fondos, ha derrochado y malgastado los bienes de su amo y le van a despedir. Pero busca rápidamente una salida para asegurar su futuro.
¿Qué alaba Jesús de él? ¿Qué podemos aprender? Jesús alaba su capacidad de gestión, su astucia; es decir, su agudeza e inteligencia para lograr sus objetivos; superar obstáculos de forma rápida y eficaz.
Esta astucia es una habilidad práctica e implica mucha atención al entorno, a la vida. Implica estar siempre agudizando siempre nuestros sentidos y poner en práctica nuestros recursos.
Jesús dice que los hijos de este mundo son astutos con sus negocios; pero que los hijos de la luz, no.
La gran vergüenza de nuestra vida pudiera ser que los anuncios de Coca-Cola tengan un gran impacto a nivel mundial mientras que nuestro «tesoro» (sentido de vida) nadie lo conozca.
(Sor Ernestina)
