«NO OS DEJARÉ HUÉRFANOS»

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO VI DE PASCUA – C

La muerte de Jesús es inminente; pero él se preocupa por sus discípulos y también por los más alejados: «No os dejaré huérfanos». Promete su presencia en nosotros junto a la del Padre: Él hará morada.

Pero «morada», ¿en quién? Jesús hace la promesa a sus discípulos, a la comunidad; no al individuo. Todos los pronombres personales utilizados están en segunda persona del plural.

Estamos muy orientados hacia espiritualidades personales. Sin embargo, es la comunidad la que recibe todas las promesas. Y, sobre todo, la gran promesa, el Espíritu Santo para que permanezca siempre a nuestro lado. No para darnos grandes inspiraciones o revelaciones, sino para defendernos del mal.

Jesús, personalmente, no puede darnos nada. Va a ser despojado de todo en la cruz y él lo presiente. Sí nos quiere dejar su paz. Ya en capítulos anteriores nos ha hecho otros dos grandes dones: su alegría y su amor.

Amor, alegría y paz son los grandes dones del Espíritu Santo.

(Sor Ernestina)

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