- benedictinas
- 04/05/2025
- 12:43
Escucho en mis adentros:
¿Tú me amas?
Y respondo:
Yo te busco, Jesús.
Si te amo, no lo sé.
Me arde el corazón
por saberte y responder;
por lograr la plenitud
que prometiste “ayer”.
Sé que eres Todo,
eres Hombre, eres Ser.
Cual hormiga en tu presencia,
yo me veo; e infiel.
¿Yo te quiero?
No lo sé.
Algo, sin embargo, siento
que eres cual imán que atrae
mi pequeño ser.
Y te busco
como el ciervo
que, con ansia, busca fuente
donde apaciguar su sed.
En ti, día a día, bebo y bebo.
Pero crece más y más mi sed.
Te me escapas de las manos;
no encuentro ya palabras
razonables
que expliquen tu misterio
colmando, al menos, por un rato,
esta agotadora sed.
¿Te quiero?
Tú lo sabes.
Yo te busco.
¿Es eso quererte?
No lo sé.
“Apacienta mis corderos”,
como a Pedro me repites.
¿En ellos sí te quiero?
Escucho en mis adentros:
Si en ellos te desvives,
verás calmar
tu agotadora e implacable sed.
Ahora, “SÍGUEME”.
(ROSA M.)

