- benedictinas
- 01/09/2024
- 10:42
Una delegación de líderes religiosos vienen de Jerusalén para inspeccionar las enseñanzas de Jesús. Vienen con una idea preconcebida de él y buscan pruebas que lo confirmen. Estaban muy empeñados en proteger de a Israel de los falsos profetas y falsos mesías que surgían con frecuencia. El criterio era siempre el mismo: si se cumplían las tradiciones religiosas escrupulosamente. Jesús no respetaba esto y, por eso, era objeto de ataques constantes de escribas y fariseos.
El problema estaba en que sus corazones estaban lejos de Dios. Es posible de tener apariencia de persona muy buena y religiosa, pero cuyo corazón está muy lejos del corazón de Dios. Esta situación es la que refleja la palabra «hipócrita»: alguien que usa una máscara para engañar a los demás.
Estar lejos de Dios no significa una distancia física, sino un alejamiento por desemejanza.
¿Se podría decir algo así de nosotros? Celebran con frecuencia la eucaristía, pasan mucho tiempo en la lectio divina (oración); pero su corazón está lejos de mí.
El problema no está en que queramos engañar a los demás, sino en querer engañarnos a nosotros mismos y tranquilizar nuestra conciencia «cumpliendo». Y, sobre todo, creyéndonos mejores que los demás.
(Sor Ernestina)