- benedictinas
- 17/03/2024
- 10:43
Unos griegos tienen un fuerte deseo de ver a Jesús. En todo hombre hay un fuerte anhelo por el encuentro con Jesús porque intuimos que, solo en él, está lo que llamamos salvación.
Llega Felipe y recoge esta petición. Un hombre, ya se le ve, poco despierto, con poca capacidad de gestionar los problemas. Así y todo, un elegido como discípulo por el Señor.
No sabemos por qué; no se nos dice; pero la llegada de estos griegos fue vista, por Jesús, de que su hora había llegado, la hora de su muerte y glorificación. Y nos invita a no preocuparnos mucho por nuestra vida porque solo nos dará tristeza, miedo, frustración… El que se preocupa mucho por sí mismo siempre teme perder algo: la salud, la fama, el trabajo…
Hay que morir. Y ¿qué significa esto? Morir significa servir solamente a Cristo.
Finalmente una buena noticia: el Príncipe de esta vida, el Mal, ha sido echado fuera.
Este texto nos lanza una pregunta: ¿Cómo es tu preocupación por tu vida? ¿Quieres, en realidad, seguir a Jesús o seguirte a ti mismo?
(Sor Ernestina)