¿SEGUIR A JESÚS O…?

Unos griegos tienen un fuerte deseo de ver a Jesús. En todo hombre hay un fuerte anhelo por el encuentro con Jesús porque intuimos que, solo en él, está lo que llamamos salvación.

Llega Felipe y recoge esta petición. Un hombre, ya se le ve, poco despierto, con poca capacidad de gestionar los problemas. Así y todo, un elegido como discípulo por el Señor.

No sabemos por qué; no se nos dice; pero la llegada de estos griegos fue vista, por Jesús, de que su hora había llegado, la hora de su muerte y glorificación. Y nos invita a no preocuparnos mucho por nuestra vida porque solo nos dará tristeza, miedo, frustración… El que se preocupa mucho por sí mismo siempre teme perder algo: la salud, la fama, el trabajo…

Hay que morir. Y ¿qué significa esto? Morir significa servir solamente a Cristo.

Finalmente una buena noticia: el Príncipe de esta vida, el Mal, ha sido echado fuera.

Este texto nos lanza una pregunta: ¿Cómo es tu preocupación por tu vida? ¿Quieres, en realidad, seguir a Jesús o seguirte a ti mismo?

(Sor Ernestina)

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