- benedictinas
- 28/07/2024
- 11:11
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.
Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?» Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.»
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?»
Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo.»
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.»
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido.
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.»
Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo (Jn 6,1-15).
COMENTARIO
Lo primero que nos lanza este texto es una pregunta: ¿qué buscas? Y, a veces, respondemos como la gente que seguía a Jesús: milagros y comida.
Jesús, rápidamente, constata de la escasez de la gente, de su necesidad. Y quiere darles de comer.
De entrada, la escena asusta: son cinco mil hombres. Lo mejor, según los discípulos, es huir del problema. Para Jesús, lo mejor es gestionar bien la situación. Y aparece un niño con cinco panes y dos peces. Y este niño, con su escasa comida, salva el día.
Llega el momento más dramático de la escena y Jesús puede llegar a quedar mal: muy poco pan y mucha gente. Si no ocurre nada, hará el ridículo más solemne. Y aparece el milagro; todos comen y quedan saciados.
No es un banquete de ricos, con manteles de lujo… Es una comida sencilla y una gente sentada sobre la hierba del campo. Tampoco hay vino. Solamente un poco de pan y pescado ahumado.
Interpretaciones alejadas de este texto:
- No es una lección sobre lo bueno que es compartir.
- No se trata de ver la generosidad de un niño que se desprende de su comida.
- Tampoco es importante el milagro.
El mensaje es claro: Lo poco es suficiente si hay fe.
(Sor Ernestina)