NOSOTROS…

¡Qué sorpresa se llevan los pastores! Encuentran al Niño Jesús, pero no en un trono, sino en un pesebre; no en un palacio, sino en un área de alimentación para animales. A pesar de esta diferencia con lo que ellos esperaban, dan a conocer todo lo que les habían dicho del Niño.

Están dando testimonio, hablan de lo que ven, de su propia experiencia. Allí hay mucha gente esperando la Buena Noticia de Jesús: unos viajeros, otros que cuidan animales, algunos alojados en la posada… No sabemos quiénes son, pero escuchan la Buena Noticia del nacimiento de Jesús y quedan todos maravillados.

Donde está Cristo siempre hay asombro porque se presiente una grandeza y magnitud tremenda en su persona.

Los pastores regresan a su día a día, a esa vida donde han sido llamados por Dios vocacionalmente; vuelven al olor y malestar de las ovejas. Pero ya no son los mismos; vuelven alabando y glorificando a Dios porque han tenido, en su vida, un encuentro con Jesús que les ha cambiado.

También nosotros estamos en un momento privilegiado: todos están atentos a qué decimos, a cómo vivimos y, para nosotros, es el momento del anuncio de Cristo, el Salvador, el Mesías, el Señor.

(Sor Ernestina)