ENTREGAR LA VIDA

Tenemos que mirar muy cuidadosamente nuestra vida, con una mirada cuidadosa y profunda. No sea que vayamos a tener las mismas actitudes que los escribas. Estos participaban de un sistema de honores y poder; un sistema de valores que contradice el servicio y la humildad. Era pompuosidad, etiqueta que se apartaba de todo lo sencillo y pobre.

Todos tenemos, más o menos, una tendencia a la importancia y a valorar la exterioridad.

Jesús no habla a algunos, sino a todos nosotros. El verdaderamente importante es el que entrega su vida.

Al bombero le enseñan que a la hora de rescatar personas en peligro, debe olvidarse de cualquier preocupación y lanzarse a su misión.

En la escena de la viuda, Jesús no alaba a la viuda; no se dirige a ella. Hace una comparación: esa viuda ha echado más que los demás porque ha echado su vida. Lo importante no es si echa mucho o poco, sino que echa su vida.

A veces, no tenemos grandes cualidades, ni fuerzas físicas o estructuras psicológicas firmes, pero si entregamos la vida, entregamos lo máximo posible.

(Sor Ernestina)

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