- benedictinas
- 24/03/2024
- 10:26
Jesús entra en Jerusalén montado en un pollino. Entra en son de paz; no es un conquistador poderoso.
Nosotros le llamamos «entrada triunfal», pero Jesús es un triunfador un tanto extraño. La gente le trata como a un rey: alfombras, gritos de júbilo y alabanza… Esperan la restauración de un pueblo nacional judío. Pero Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios.
Ha desenmascarado la falsedad de vida de los que detentan el poder y sabe que entra en Jerusalén para morir, que ya no hay marcha atrás. Pero, ¿por qué sigue? Por su amor al Padre y por su fidelidad inquebrantable ante su misión.
Esta imagen de Jesús nos invita a una fidelidad como la suya.
(Sor Ernestina)
Marta
Domingo de Ramos alabamos a Jesús y pensamos que nos salvarà de nuestros pecados. Con la cruz nos salva. No con un pollino, pero su humildad nos invita a reflexionar.