- benedictinas
- 17/11/2024
- 18:19
DOMINGO XXXIII – B
EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas. Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria; entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que Él está cerca, a las puertas. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre» (Mc 13, 24-32).
COMENTARIO
Tenemos mensaje esperanzador de Jesús: cada historia humana está en buenas manos y tendrá un final feliz.
Hay mucho caos en todas nuestras vidas: oscuridad y confusión. Pero, en medio de todo eso, veremos venir al Hijo del Hombre con gran poder y majestad. Él llega siempre, constantemente, no tenemos que esperar hasta el final. Es de Dios toda historia y su final. Tiene presente todas nuestras fechas: nacimiento, conversión…
Habrá, además, para cada uno, una nueva creación. Ya nos lo anuncia la higuera que avisa de un cambio de estación, se acerca el verano.
Lo que nos toca a nosotros es estar siempre acogiendo al Señor que llega a nuestra vida en cada acontecimiento.
¿Cuál es el esfuerzo necesario? Cambiar de estación, pasar del invierno al verano.
(Sor Ernestina)