¡HOY!, ¡AHORA!

EVANGELIO DEL DOMINGO XXVI – A

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: «Hijo, ve hoy a trabajar en la viña.» Él le contestó: «No quiero.» Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: «Voy, señor.» Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»
Contestaron: «El primero.»
Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis»
(Mt 21,28-32).

COMENTARIO

Un padre invita a sus dos hijos a que vayan a trabajar a su viña. No es una llamada a descansar, a hacer un retiro espiritual; no. Es una llamada a realizar un trabajo duro en su viña y con otros compañeros.

Es, además, una llamada urgente: hoy; ahora mismo. Es hoy cuando hay que ir, es hoy la única oportunidad que nos da. No hay tiempo para hacer un cursillo de jardinería. Lo central es hacer la voluntad del Padre. No puede uno trabajar en su propia viña, en donde a uno le parece bien; sino donde Dios nos prepara sitio.

El primer hijo tiene un acto de desobediencia que rompe la armonía y relación con su padre; pero luego tiene una conversión. Representa a los publicanos y pecadores que creen en Jesús. El segundo hijo representa a los líderes religiosos que no creen en Jesús.

Éste es el punto principal de la parábola: creer o no creer en Jesús. Solo el que cree, puede obedecer y amar.

El orgullo y la soberbia impiden a las autoridades religiosas de Israel el acceso a la novedad de Jesús.

(Sor Ernestina)

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1 comentario

  1. 01/10/2023 at 17:08
    Julita

    Como a estos dos hijos, El padre nos invita tambien a cada uno de nosotros a travajar en su vinã . Cual será nuestra respuesta? Es nuestra fe que nos va a motivar a dar una respuesta conforme a la volutad del Padre, y si no hemos llegado a dar una buena respuesta, tenemos todavía el tiempo de recapacitarnos para cumplir la volutad del Padre. Una conversión es siempre posible.

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