CAMINANDO HACIA NUESTRA PLENITUD

Jesús sabe muy bien que sus discípulos son poco constantes y miedosos. Y les insiste en el permanecer en unión con él.

En nuestro bautismo, todos somos incorporados a Cristo, pero hemos de desarrollar esta gracia para producir frutos abundantes porque la cantidad y la calidad dependen de nosotros. Por tanto, todo cristiano debe tener este anhelo por crecer y dar fruto.

Parece que el más interesado es el Padre. Nosotros, por comodidad, nos contentamos con poco, con ir tirando, con algún pequeño cambio en nuestra vida. pero el Padre quiere para nosotros lo mejor, la máxima plenitud de nuestra vida. Y por eso nos cuida, nos poda, está pendiente de cada momento. Y el final es la producción del vino abundante, símbolo de la gran alegría del vivir, de la gran fiesta que es la vida.

(Sor Ernestina)

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