«AMAOS…»

Jesús se está despidiendo de sus discípulos y les dice que les quiere, pero que tiene que dejarles.

Les conoce muy bien: a veces, se pelean, discuten, compiten por los mejores puestos… Y él sabe que, si se dejan de amar, nadie les podrá reconocer como seguidores suyos. Entonces les lanza un mandamiento: «Amaos unos a otros como yo os he amado». Y ¿cómo les amó Jesús? Como él se sintió amado por el Padre. Nos impresiona la profundidad que debe haber tenido este amor que apenas podemos sondear: amor infinito, inmutable, sin medida, sin principio, ni fin, íntimo y personal.

Jesús nos manda permanecer en un amor como éste. Hemos sido congregados únicamente para amarnos, procurando la unidad frente a la rivalidad, la confianza frente a la sospecha, la obediencia y el ceder frente a la asertividad. Y la práctica de este amor te llevará, no lo dudes, al gozo pleno.

(Sor Ernestina)

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