- benedictinas
- 04/08/2024
- 11:11
Hay mucha gente que busca a Jesús, aunque de momento no le siguen, no se embarcan con él. Su búsqueda no es verdadera y se satisfacen con bienes perecederos. ¡Es curioso! No buscan a Jesús por su sabiduría o por sus obras en favor de los hombres, sino por un milagro, el de la multiplicación de los panes y de los peces. Se emocionan mucho, pero lo emocional termina pronto.
Vivimos en una sociedad que valora mucho lo maravilloso, lo espectacular y lo novedoso. Y también en lo religioso: revelaciones, apariciones, líderes carismáticos y nuevas formas de vida consagrada.
Dios, lo que quiere es una vida sencilla de relación con Jesús en la fe porque él nos ofrece la vida verdadera.
Toda vida humana, en su día a día, está llena de signos, de señales pequeñas que, más allá de sí mismas, apuntan hacia algo muy grande. Son tan sencillas, a veces, que no las tenemos en cuenta. Esta es nuestra miopía espiritual: no saber leer lo pequeño y cotidiano.
El monje, para unirse al Señor, tenemos un camino seguro: la palabra de Dios y la celebración litúrgica. En esto hemos de trabajar con constancia porque es el alimento que perdura para la vida eterna. Y nos lo ofrece el Padre como el verdadero pan del cielo.
Jesús nos asegura que, con estos dos sencillos platos, nunca vamos a quedar con hambre. Merece la pena tomarlos cada día.
(Sor Ernestina)