- benedictinas
- 29/12/2024
- 10:58
EVANGELIO: (Lc 2,41-52)
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó:
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.
COMENTARIO
En estos acontecimientos del evangelio de Lucas, observamos mucho movimiento. Hay escenas en las que todos se mueven de un sitio para otro. Lucas está queriendo decirnos que ante algo importante como lo que está ocurriendo, nadie puede quedarse sentado, no hay tiempo para dormir, hay que ponerse en camino.
María y José salen de Belén para Jerusalén. Allí ocurre algo curioso: Jesús se pone a hablar con los maestros del Templo. Lucas nos dice aquí cómo era Jesús de pequeño.
En el mundo antiguo, sobre todo, los cristianos griegos de la comunidad de Lucas, creían que el carácter de una persona era fijo desde el nacimiento; no cambiaba a lo largo de su vida. Por ello, decir cómo era un niño, era decir cómo era en verdad esa persona para siempre.
Jesús, a los doce años, se nos presenta con tres notas características de su carácter:
- Era un niño muy abierto, simpático, relacional, espontáneo y un tanto impulsivo.
- Tiene un gran interés por saber y preguntar; y escucha y dialoga.
- Tiene una clara llamada vocacional y un sentido de vida: las cosas del Padre; porque se ha descubierto hijo de Dios. Esta filiación divina irá creciendo poco a poco y será el centro y motor de toda su vida.
(Sor Ernestina)